lunes, 10 de enero de 2022

Sorolla y el mar. La pesca del bou. 03. El viento y las zonas de pesca

Sorolla y el mar. La pesca del bou 03. El viento y las zonas de pesca 

«Era flojo el viento de la costa, y la Garbosa había pasado todo el día en atravesar el golfo. Ahora tenía ante su proa el mar libre: estaban en la entrada del verdadero camino de Argel. 

El Retor, sentado en la popa, junto a la caña del timón, miraba la obscura masa del cabo como orientándose, y al mismo tiempo examinaba un viejo compás de su tío, sobre cuyo empañado vidrio proyectábase la luz del farolillo que iluminaba el barco».

Flor de mayo

Vicente Blasco Ibáñez


«El hecho de que la fuerza impulsora de las barcas fuera solo el viento, (aunque algunas veces ante la falta viento podía aprovecharse la fuerza de las corrientes submarinas, sumergiendo adecuadamente una vela llamada tenda) condicionaba bastante la operatividad, la duración del viaje y los lugares adecuados de pesca.


Rosa de los vientos


Zonas de pesca

En muchas ocasiones cuando para la pesca debían alejarse de la costa por causas diversas y les sorprendía el viento de tierra (el mestral o la tramuntana) los arrastraba muy lejos y al cesar la fuerza del viento quedaban completamente parados, levantaban el arte quizás lleno de capturas y solo les quedaba la opción de rezar para que soplara el viento de fuera, (de componente S. o E) si ese viento tardaba en llegar se veían obligados a tirar el pescado al agua porque carecían de medios de conservación. Al darles el viento de fuera volvían a echar el arte al mar para llegar a la costa con pescado fresco.


Una ráfaga de viento. 1904

Joaquín Sorolla Y Bastida

Óleo

IVAM. Institut Valencià d'Art Modern. Valencia


Barcos de pesca. 1915

Joaquín Sorolla Y Bastida

Óleo sobre lienzo

Museo Sorolla


Día grís en la playa de Valencia. 1901

Joaquín Sorolla Y Bastida

Óleo. 64 x: 95

Colección privada


También se utilizaban las “enviaes”, que eran barcas pequeñas que traían el pescado a diario para asegurar su frescura, recogiéndolas de las barcas mayores cuya faena duraba bastante más tiempo. Incluso se hacían avisos con palomas mensajeras, con un papel de fumar atado a la pata, desde las barcas grandes a tierra para anunciar cuánto y qué tipo de pescado llegaba, dónde estaban y qué barquita debía venir a recoger la última captura, a qué hora y dónde. 


El primer envío del bou

Todocolección

Los vientos marcaban también su influencia sobre los lugares idóneos para las pesquerías, pues es sintomático que a vientos del Norte o Levante las embarcaciones proliferen en sus trabajos por la parte Norte del golfo de Valencia y de ser de los vientos de Poniente o Leveches lo hagan en la parte Sur del Golfo».

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